viernes, 20 de noviembre de 2015

ÓBIDOS, VISITA IMPRESCINDIBLE EN PORTUGAL

Una de las callejuelas de Óbidos


Visitar una ciudad como Óbidos es un regalo para los sentidos y un imprescindible si estáis por esta zona de Portugal. Merece un paseo por sus estrechas calles, un vistazo a sus impresionantes librerías, ubicadas en edificios que gracias a este nuevo uso se han conservado, con un gusto y con un amor por lo propio que enamoran al visitante.
Volvíamos de nuestra escapada al Algarve e hicimos una parada de media jornada porque no disponíamos de más tiempo, pero vale la pena quedarse un poco más para disfrutar de todo lo que esta pequeña localidad puede ofrecernos.
Justo a la entrada hay amplias zonas de aparcamiento, así que no hay ningún problema para venir hasta aquí en autocaravana, es más, junto al acueducto hay un área de autocaravanas (privada y de pago), de la que no puedo comentaros nada porque no nos acercamos.


Una librería en una antigua iglesia


Al llegar a Óbidos nos reciben unas calles llenas de puestos de artesanía, productos gastronómicos (desde panes o bollos hasta frutas y verduras) y de zumos de naranja naturales exprimidos al momento (estos últimos se encuentran por todas partes). 
Casas perfectamente pintadas y llenas de flores, una sorpresa en cada esquina en forma de café, panadería artesana con horno a la vista, galería de arte, tienda de artesanía... Todo con muchísimo gusto, nada desentona, es una maravilla (tenemos mucho que aprender por aquí).

Castillo de Óbidos



Y además de empaparnos del encanto de sus calles, imprescindible visitar su castillo, alguna de sus iglesias y acercarnos al acueducto.
No dejéis de conocer sus bordados típicos, con muchísimo color, ni de probar su “Ginjinha de Óbidos”, un licor de guinda fuertecillo que os ofrecerán en unos chupitos de chocolate por solamente 1 €, así que no hay disculpa para al menos saber a qué sabe, luego si os gusta, hay mil sitios para llevarse una botellita.
En Óbidos hay mucha actividad, cultura, fiesta... así que sería buena idea consultar su web por si os coincide poder participar en alguna que os interese. Pinchad AQUÍ 
Lo dicho, os enamorará, poned Óbidos en el mapa de vuestra escapada, no os arrepentiréis.




miércoles, 18 de noviembre de 2015

GRÂNDOLA, PORTUGAL. ÁREA DE AUTOCARAVANAS

Zona de aparcamiento en Grândola

En nuestro viaje por Portugal el pasado mes de septiembre, paramos para hacer uso del Área de Autocaravanas de Grândola, donde además pasamos la noche.
El área está situada a las afueras de la población, junto a una zona deportiva municipal. Como se puede ver en la foto, la zona para aparcar es enorme. Cuando llegamos solamente había coches y camiones, pero poco a poco fueron llegando varias autocaravanas.



Los servicios son gratuitos. Se pueden vaciar aguas grises y negras, llenar el depósito, dejar todo tipo de basura (esto se agradece mucho, porque en ocasiones nos ha costado bastante encontrar dónde depositar vidrio).
En teoría el tiempo máximo autorizado son 48 horas, pero la verdad es que no vimos a nadie controlando, y teniendo en cuenta lo enorme que es, no creo que hubiese problema por quedarse más tiempo si hiciera falta. Nosotros estuvimos una sola noche, íbamos de paso y la verdad es que el lugar en el que está el área tampoco nos gustó demasiado, sin servicios próximos, como supermercado, lavandería o algún sitio para comer, aunque eso sí, por la noche es tranquilo.
No necesitamos calzos para dormir, el terreno es bastante liso.
El Polideportivo que está al lado del área tiene duchas y wc que pueden usarse gratis. El horario de lunes a viernes es de 8 a 22 y los fines de semana y festivos de 8 a 20. No los usamos, así que no os puedo contar cómo es el servicio.

Detalle de la zona de servicios del área


Datos del Área

Dirección: Alameda Feira Agosto. Grândola
Coordenadas:
38.183659, -8.564205
N 38º 11' 01'', W 8º 33' 51'' 

lunes, 9 de noviembre de 2015

COSTA DA MORTE: DE MUXÍA A MALPICA

Santuario de la Virxe da Barca

El último fin de semana de octubre nos regaló un tiempo primaveral en el que además disfrutamos de tres días para poder hacer una escapada como nos gusta, con calma, disfrutando de cada rincón. El destino, un pedacito de la Costa da Morte.
Comenzamos nuestro paseo en Muxía, donde pernoctamos sin problemas en el puerto, muy tranquilos y sin necesitar calzos. Al día siguiente visitamos el centro de la población, la iglesia de Santa María, y fuimos andando hasta el santuario de la Virxe da Barca, donde el mar bravo nos enamoró con su furia y su color azul espectacular. Algunos peregrinos se habían acercado también aquí, y les contamos las tradiciones relacionadas con la Pedra de Abalar y la Pedra de Os Cadrís.

Paisaje del entorno de Cabo Vilán
De aquí pusimos rumbo a Cabo Vilán, donde se encuentra la oficina de turismo del ayuntamiento de Camariñas, una sala de exposiciones y un pequeño e interesante museo en el que podemos ver antiguas linternas del faro y donde se nos explica el mecanismo de funcionamiento. Las vistas aquí son impresionantes, y si nos desplazamos por la pequeña carretera de la costa es una gozada, eso sí, cuidado con los baches y mejor no aventurarse cuando llueve o hay poca visibilidad.
El día que fuimos nosotros tuvimos el atractivo añadido de unas olas impresionantes (algo se puede apreciar en la foto).
El Cementerio de los Ingleses, lugar emblemático en este lugar de la costa en el que naufragó en 1890 el buque Serpent, es otro lugar de parada obligada. Un panel informativo nos explica la historia de este naufragio y el por qué de este cementerio. Desde hace un tiempo los que visitan este lugar componen figuras con las piedras, así que nos entretuvimos un montón haciendo nuestra propia columna y curioseando las demás.

El Cementerio de los Ingleses
Junto al Cementerio de los Ingleses
Estando en esta zona no podíamos dejar de ir al Museo de Man en Camelle, dedicado a Manfred Gnädinger, un artista alemán llegado al pueblo en los años sesenta y que se ganó el cariño de todos cuantos se acercaban a ver su museo al aire libre, junto al puerto. Un hombre que sufrió enormemente cuando el Prestige tiñó de negro su vivienda y su jardín y que falleció poco después. El museo consta de una zona de exposición de su obra y de presentación del artista y a pocos metros de distancia (cinco minutos caminando), su vivienda y su jardín de esculturas, una parte que se va deteriorando año tras año por la acción de los continuos temporales.

Jardín de Esculturas del Museo de Man
Decidimos acercarnos a Laxe a pasar la noche, y de nuevo nos instalamos sin ningún problema en la zona del puerto, muy tranquila y totalmente llana. Esta vez coincidimos con una autocaravana y una furgo.
Este pequeño pueblo de la Costa da Morte tiene a continuación del puerto una espectacular playa con arena blanquísima y fina. En el centro se encuentra la Iglesia de Santa María da Atalaia, que siempre habíamos encontrado cerrada. En esta ocasión tuvimos la suerte de que se hubiese abierto para la misa dominical y así pudimos apreciar su interior, en mi opinión lo más interesante del templo. Podemos ver un precioso friso medieval en el altar mayor y un fragmento de la policromía que antaño tuvieron los muros. No dejéis de entrar aquí si tenéis la oportunidad, es muy recomendable.

Iglesia de Santa María da Atalaia
Playa de Laxe
Como el tiempo acompañaba, desde el centro fuimos andando hasta el faro y la curiosa Playa de los Cristales, a medio camino entre el pueblo y el faro, justo detrás del cementerio (estad atentos porque no está señalizada). En la playa coincidimos con una familia de Laxe que nos comentaba que el origen de este lugar está en la época en la que no se reciclaba el cristal y todo iba a parar aquí. Una capa de trocitos de cristal redondeados por la acción del mar, tapa la arena y resulta de lo más vistoso.

Playa de los Cristales

Corme y su faro, donde casi nos llevaba el viento y las olas eran realmente altas, fueron nuestro siguiente destino. De nuevo paseo por el pueblo, cuya zona ajardinada cuenta con una pequeña escultura que homenajea al producto estrella de esta costa, el percebe, y café en una terracita al sol.
Comimos en una taberna de Malpica con vistas al mar y luego nos acercamos al Cabo de San Adrián, desde donde tenemos una panorámica preciosa de las Islas Sisargas.

En el Cabo de San Adrián
Un fin de semana de lo más completito que con el tiempo que tuvimos hizo que disfrutáramos muchísimo de los paisajes de esta zona que os recomiendo que conozcáis si tenéis ocasión.

Gastro-Consejo:  En Laxe el mejor sitio para comer un buen pescado lo tenéis justo en la plaza principal del pueblo. Un restaurante de los de siempre, con producto de excelente calidad y si hay suerte vistas privilegiadas al mar: Casa do Arco.