lunes, 9 de noviembre de 2015

COSTA DA MORTE: DE MUXÍA A MALPICA

Santuario de la Virxe da Barca

El último fin de semana de octubre nos regaló un tiempo primaveral en el que además disfrutamos de tres días para poder hacer una escapada como nos gusta, con calma, disfrutando de cada rincón. El destino, un pedacito de la Costa da Morte.
Comenzamos nuestro paseo en Muxía, donde pernoctamos sin problemas en el puerto, muy tranquilos y sin necesitar calzos. Al día siguiente visitamos el centro de la población, la iglesia de Santa María, y fuimos andando hasta el santuario de la Virxe da Barca, donde el mar bravo nos enamoró con su furia y su color azul espectacular. Algunos peregrinos se habían acercado también aquí, y les contamos las tradiciones relacionadas con la Pedra de Abalar y la Pedra de Os Cadrís.

Paisaje del entorno de Cabo Vilán
De aquí pusimos rumbo a Cabo Vilán, donde se encuentra la oficina de turismo del ayuntamiento de Camariñas, una sala de exposiciones y un pequeño e interesante museo en el que podemos ver antiguas linternas del faro y donde se nos explica el mecanismo de funcionamiento. Las vistas aquí son impresionantes, y si nos desplazamos por la pequeña carretera de la costa es una gozada, eso sí, cuidado con los baches y mejor no aventurarse cuando llueve o hay poca visibilidad.
El día que fuimos nosotros tuvimos el atractivo añadido de unas olas impresionantes (algo se puede apreciar en la foto).
El Cementerio de los Ingleses, lugar emblemático en este lugar de la costa en el que naufragó en 1890 el buque Serpent, es otro lugar de parada obligada. Un panel informativo nos explica la historia de este naufragio y el por qué de este cementerio. Desde hace un tiempo los que visitan este lugar componen figuras con las piedras, así que nos entretuvimos un montón haciendo nuestra propia columna y curioseando las demás.

El Cementerio de los Ingleses
Junto al Cementerio de los Ingleses
Estando en esta zona no podíamos dejar de ir al Museo de Man en Camelle, dedicado a Manfred Gnädinger, un artista alemán llegado al pueblo en los años sesenta y que se ganó el cariño de todos cuantos se acercaban a ver su museo al aire libre, junto al puerto. Un hombre que sufrió enormemente cuando el Prestige tiñó de negro su vivienda y su jardín y que falleció poco después. El museo consta de una zona de exposición de su obra y de presentación del artista y a pocos metros de distancia (cinco minutos caminando), su vivienda y su jardín de esculturas, una parte que se va deteriorando año tras año por la acción de los continuos temporales.

Jardín de Esculturas del Museo de Man
Decidimos acercarnos a Laxe a pasar la noche, y de nuevo nos instalamos sin ningún problema en la zona del puerto, muy tranquila y totalmente llana. Esta vez coincidimos con una autocaravana y una furgo.
Este pequeño pueblo de la Costa da Morte tiene a continuación del puerto una espectacular playa con arena blanquísima y fina. En el centro se encuentra la Iglesia de Santa María da Atalaia, que siempre habíamos encontrado cerrada. En esta ocasión tuvimos la suerte de que se hubiese abierto para la misa dominical y así pudimos apreciar su interior, en mi opinión lo más interesante del templo. Podemos ver un precioso friso medieval en el altar mayor y un fragmento de la policromía que antaño tuvieron los muros. No dejéis de entrar aquí si tenéis la oportunidad, es muy recomendable.

Iglesia de Santa María da Atalaia
Playa de Laxe
Como el tiempo acompañaba, desde el centro fuimos andando hasta el faro y la curiosa Playa de los Cristales, a medio camino entre el pueblo y el faro, justo detrás del cementerio (estad atentos porque no está señalizada). En la playa coincidimos con una familia de Laxe que nos comentaba que el origen de este lugar está en la época en la que no se reciclaba el cristal y todo iba a parar aquí. Una capa de trocitos de cristal redondeados por la acción del mar, tapa la arena y resulta de lo más vistoso.

Playa de los Cristales

Corme y su faro, donde casi nos llevaba el viento y las olas eran realmente altas, fueron nuestro siguiente destino. De nuevo paseo por el pueblo, cuya zona ajardinada cuenta con una pequeña escultura que homenajea al producto estrella de esta costa, el percebe, y café en una terracita al sol.
Comimos en una taberna de Malpica con vistas al mar y luego nos acercamos al Cabo de San Adrián, desde donde tenemos una panorámica preciosa de las Islas Sisargas.

En el Cabo de San Adrián
Un fin de semana de lo más completito que con el tiempo que tuvimos hizo que disfrutáramos muchísimo de los paisajes de esta zona que os recomiendo que conozcáis si tenéis ocasión.

Gastro-Consejo:  En Laxe el mejor sitio para comer un buen pescado lo tenéis justo en la plaza principal del pueblo. Un restaurante de los de siempre, con producto de excelente calidad y si hay suerte vistas privilegiadas al mar: Casa do Arco.

1 comentario:

  1. Madre mía, la cantidad de rincones que sigo teniendo por descubrir...

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